"Andorrà protagoniza la próxima actuación junto con Paul Pignon y la bailarina Constanza Brncic. Lo que sucede en los siguientes cuarenta minutos no podría resumirse en un libro de cien páginas. Brncic exprime las infinitas posibilidades del espacio: sale a coger flores del campo, apoya las manos en el cartel de un festival llamado Mans, juega al escondite, baila con su sombra, desaparece... Andorrà la sigue con la mirada mientras improvisa percusiones con canicas o rasgando el platillo sobre la membrana del tambor. ¿Y Pignon? Pignon sopla, aspira, gime, insufla, percute el cuerpo del saxofón, deja caer las boquillas al suelo, chasquea la mandíbula... Ahora se entiende por qué quería el agua con gas.
El público está mudo: absorto. Como mucho, alguna carcajada. El niño del coche teledirigido lleva más de diez minutos paralizado. Brncic convierte la puerta corredera en su pareja de baile. Una hipotética pareja formada por Pina Bausch y Charles Chaplin. Es una danza de poética humorística inenarrable. Y lo mejor está por llegar. Dos niñas sentadas en un lateral se levantan y Brncic les quita las sillas para empezar a arrastrarlas por el suelo sin dejar de danzar. Es el arte de arrastrar dos sillas. Es un sublime escalofrío. Ese sonido deviene una fuente sonora más que se suma a las improvisaciones de Nuria y Pignon.
La actuación acaba con una sonrisa pletórica y exhausta de Constanza y una larguísima ovación. Aún habrá quien crea que la música contemporánea y la improvisada son cementerios de corcheas, pero el MontMusic parece haber nacido para dinamitar esa teoría.
Los zombis están al caer, pero cuesta creer que estemos tan cerca del fin del mundo. Can Fabra se ha convertido en un refugio de músicas libres y oídos abiertos al pie del Montseny."
El público está mudo: absorto. Como mucho, alguna carcajada. El niño del coche teledirigido lleva más de diez minutos paralizado. Brncic convierte la puerta corredera en su pareja de baile. Una hipotética pareja formada por Pina Bausch y Charles Chaplin. Es una danza de poética humorística inenarrable. Y lo mejor está por llegar. Dos niñas sentadas en un lateral se levantan y Brncic les quita las sillas para empezar a arrastrarlas por el suelo sin dejar de danzar. Es el arte de arrastrar dos sillas. Es un sublime escalofrío. Ese sonido deviene una fuente sonora más que se suma a las improvisaciones de Nuria y Pignon.
La actuación acaba con una sonrisa pletórica y exhausta de Constanza y una larguísima ovación. Aún habrá quien crea que la música contemporánea y la improvisada son cementerios de corcheas, pero el MontMusic parece haber nacido para dinamitar esa teoría.
Los zombis están al caer, pero cuesta creer que estemos tan cerca del fin del mundo. Can Fabra se ha convertido en un refugio de músicas libres y oídos abiertos al pie del Montseny."
Paul Pignon_saxos
Masia de Can Balmes, MontMusic Festival, Santa Maria de Palautordera, 28.10.17
Núria Andorrà_percusión
Constanza Brncic_danzaMasia de Can Balmes, MontMusic Festival, Santa Maria de Palautordera, 28.10.17
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